19 de septiembre de 2011

ALGO DE MI ESTANCIA EN LA RDC






La corrupción en la justicia






Es el mes de setiembre. Los niños vuelven al colegio y yo vuelvo al blog. No he podido continuar el blog durante el verano.


A primeros de junio tuve la oportunidad de viajar a la República Democrática Del Congo. Me fui para trabajar como experta internacional en un programa de la Comunidad Europea. Mi cometido allí, en la capital del Congo, Kinshasa, era el de realizar una serie de estudios y propuestas para una escuela para la formación de los jueces congoleños.



He aprendido mucho de ese país del que yo conocía poco. Los africanos en general son buenos pintores. En casa de unos amigos ví un cuadro naif que me gustó mucho. (Siempre me encantó la pintura naif) Me presentaron a su autor,Jean Claude Lofenia Mpoo( lofeniamjc@ Hotmail.fr) 


Sobre la marcha le dije que me gustaría que me pintara uno o dos cuadros sobre la justicia. En menos de una semana, y después de darle 20 dólares para que comprara la pintura y los lienzos, vino con lo que veis ahora.


No le sugerí ningún tema. Fue él quien de forma espontánea pintó lo que, sin duda, el vivía como el mayor problema de la justicia en la República Democrática del Congo. Acertó. El problema mas grave de la justicia congoleña es su corrupción generalizada.


En esas semanas que he estado trabajando en Kinshasa he intentado conocer lo más posible el funcionamiento allí de la justicia. Todas las personas de la calle a las que pude preguntar sobre su experiencia con la justicia fueron coincidentes y rotundas. Hay que pagar a los jueces para que dicten sus sentencias; y claro los que más pagan más posibilidades tienen de conseguir ganar los juicios.


Conocí a un empresario español. Me contó que había tenido, en su empresa, un problema jurídico muy sencillo pero que le había obligado a acudir a los tribunales. Una vez celebrado el juicio, el secretario judicial le indicó que debía invitar a cenar al juez. Nuestro compatriota así lo hizo, y en esa cena, a la que también, parece ser acudió la esposa del juez, se cerró el resultado de la sentencia.


Sin embargo, esa percepción general de la sociedad civil no tiene la misma intensidad en las instituciones. Aunque en los discursos públicos se habla de combatir la corrupción (el presidente Kabila en su discurso inagural dijo “ punir sans complaisance la corruption ) en la realidad cotidiana ni se cuestiona.


En Kinshasa trabaje con los jueces que forman el Consejo Superior de la Magistratura congoleña. No tienen nada que envidiar por preparación y formación jurídica. Por supuesto que admitían el grave problema de la corrupción y consideraban importante reforzar la formación ética de los jueces. 


Obviaban, no obstante hablar del tema en concreto. Discursos, y cursos si, pero, en abstracto como si en cierto sentido se hablara de algo teórico o que pudiera suceder en otro lugar. No he escuchado a ninguno de los jueces que he conocido contar casos de corrupción ni anécdotas, vividas por ellos o por cualquiera de sus compañeros que tuvieran que ver con la corrupción. Y por supuesto, no he apreciado que hubiera propósito alguno de elaborar un plan para saber cómo, dónde, quién y porqué la justicia congoleña es de hecho corrupta.


La corrupción se puede vencer. La corrupción generalizada se acaba cuando se consigue alcanzar un contexto social que la rechaza. Es más, que ni siquiera la imagina. Pero, esto, que es un camino difícil, sólo es posible si los que luchan contra la corrupción son capaces de hacerla visible con claridad. 






Como sabéis, este blog pretende reflexionar sobre la necesidad de reinventar la justicia; es decir repensarla para poder diseñar la justicia que necesitan las grandes mayorías. Ahora , y después de esta nueva experiencia en la Republica Democrática del Congo, tengo aun más claro porque es tan imprescindible que la justicia, aquí y allí, se reforme esencialmente.


Cuando he definido en qué consiste lo que yo llamo la reinvención de la justicia, pensaba en nuestra justicia ,la española, la de un país desarrollado ,pero el proceso de reinvención de la justicia es, aun en mayor medida necesario cuando el modelo de justicia es aplicado simplistamente a los países en desarrollo que fueron antiguas colonias.


Reinventar la justicia significa, entre otras muchas cosas pero con prioridad, sustituir los procesos rituales y litúrgicos,( aunque acaben scanarizados e informatizados) con su excluyente lenguaje, por expresiones y actuaciones ,de dialogo real e igualitario.


Si eso es necesario aquí , lo es aun mucho mas para los países estancados en un injustificado subdesarrollo y carentes de estado.





El sistema judicial congolés está inspirado en la legislación belga. La colonización belga, reprodujo acríticamente, como supuesto óptimo, el modelo de la metrópoli. La colonización belga ,que actuó en esto como lo hicieron todos los colonizadores, tuvo además unas características singulares, seguramente poco conocidas , entre las que destaca, su crueldad y que desde que el Rey Belga Leopoldo ordenó al explorador Stanley en 1878, la constitución de los estados independientes del Congo, éstos fueron de la exclusiva propiedad del rey hasta que éste y por un precio absolutamente abusivo, se lo vendió al propio país belga en 1908.


No puedo por menos de recomendar la lectura del libro cuya portada recoge la imagen. Es apasionante. Mas adelante volveré a hablar de él. Los que hayáis leído “El sueño del celta” de Mario Vargas Llosa, ya sabréis algo de lo que fue la explotación del caucho en el Congo, pero lo que hace Adam Hochschild es un estudio exhaustivo de la historia de la colonización belga. Impresiona.


Aunque el sistema judicial belga y por tanto también el sistema congolés de justicia, difiere del nuestro es coincidente en lo esencial: el autoritarismo judicial, el oscurantismo y la complejidad.


Cuenta John Carlin en el periódico, “El País” del 16 de septiembre último, la terrible historia del periodista Sergio Dorantes, inocente en prisión cuya prueba de descargo ha quedado oculta en el marasmo kafkiano de la justicia mexicana, afecta, por lo que Carlin conceptúa el enemigo publico número uno de la democracia: la corrupción.






Pues bien, aunque pueda resultar evidente que la corrupción se aprovecha de la opacidad de los procesos judiciales ,esto no se reconoce. Como nuevo planteamiento, pero, con toda la rotundidad que pueda expresarse, si queremos luchar eficazmente contra la corrupción, hay que revisar los procesos judiciales. Estos no son neutros. Los procesos judiciales son productos obsoletos y repetitivos ,derivados de un planteamiento arcaico y oscurantista de la justicia en los que la corrupción pueda anidar . 


He repasado en muchas ocasiones la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción del 2005. Aunque en el articulo 11 se refiere a la corrupción en la justicia, ni en este ni en los que se diseñan medidas para evitar o prevenir la corrupción encuentro que se haya hecho el necesario análisis , de los aspectos que la engendran, ni de los procesos y mecanismos , insisto , nada neutros , que con su oscura complejidad la facilitan.


Me gustaría muchísimo , desde aquí, poder ayudar a los congoleses interesados, en elaborar el mapa de los puntos negros de sus procesos y sistemas judiciales que pueden permiten o facilitar la corrupción.


Tengo que decir que aquí en España, gentes de la justicia, en los primeros años de la democracia, hicimos algo de esto. Detectamos algunos aspectos del proceso que ocultaban un tejido de pequeñas, ( o no tan pequeñas), pero sistemáticas corrupciones que a su vez facilitaban otras de mayor envergadura y conseguimos que esos aspectos procesales , por lo menos en parte, se modificaran, logrando un mayor nivel de transparencia y la eliminación prácticamente definitiva de las mallas institucionales de corrupción, que se habían consolidado, en la gestión de lo cotidiano de la justicia.


Como me parece lo único verdaderamente útil que puedo hacer por ese país que ahora ya quiero, voy a traducir estas reflexiones al frances.


Antes de acabar, quiero contar una pequeña anécdota que le dedico a mi colega Baltasar Garzón. Tiene que ver con él.


Ocurrió justo el día que Jean Claude Lofenia, el pintor me entregó el cuadro. Lo llevaba tal y como me lo había dado, sin envolver , pues la pintura aun estaba un poquito fresca. Cuando entraba a mi hotel se veía el cuadro. Se me acerco un congoleño: “Madame, por favor, déjeme ver el cuadro que lleva Vd.”. Me paré y se lo enseñe. Se mostró interesadísimo en conseguir uno igual o parecido para su despacho pues, me dijo, que era abogado. Le dije que el autor era Jean Claude Lofenia Mpoo. Me presenté y le expliqué la historia del cuadro. Al decirle que era una magistrada española le salió de lo más hondo lo siguiente: ¡que admirable el juez Garzón!


Solo los mayores os podéis acordar de un anuncio que se repetía en la radio , cuando aun no había televisión. Yo desde luego me acuerdo porque tenia que ver con mi apellido y creo que alguna compi de del colegio me hacia rabiar con la dichosa coincidencia de mi apellido del anuncio en cuestión. El anuncio, sin duda racista, tan propio de los años 50 era algo así: “akatula malatula” decía una voz en off, y alguien preguntaba: “¿que dicen los negros?”.Otro interlocutor contestaba: “ Carmena se llama el sastre que viste a la gente bien “ Entonces , de nuevo la voz en off, aclaraba : “hasta los negros saben que Carmena se llama el sastre”.


Bueno, pues hasta en la RDC saben hoy quien es Baltasar Garzón.

2 comentarios:

administrador dijo...

Estimada Jueza Manuela Carmena:

A pesar de que antes de leer el artículo desconocía el estado en el que se encuentra la justicia en la República Democrática del Congo, sí que sabía que El Congo es una de esas regiones del mundo en las que más se ha padecido la "injusticia" a lo largo de los tiempos y para ello no hay más que leer un poco de su historia.

Aunque ya soy algo mayorcito, porque supero los 37, en ratos libres estudio las penúltimas asignaturas que me quedan para acabar la carrera de periodismo.

Precisamente cuando era pequeñito quería estudiar periodismo con el objetivo de transformar el mundo o al menos para contribuir a mejorarlo aunque sólo fuera un poquito aportando un granito de arena.

Iluso de mi, pienso a veces. Pero el no haber podido estudiar la carrera en su momento generó una gran frustración en mí hasta que un día, no muy lejano, decidí entrar en la universidad a través del acceso para mayores de 25 años.

No es el Congo lo que más me ha prendido de su interesante artículo, que tambíen, sino lo que que dice de usted entre líneas. Se puede comprobar que detrás de la Jueza Manuela Carmena no sólo hay entrega a los demás, sino excelencia y bondad. Y hay algo que me ha impactado de usted que quizás venga por los genes, porque mi abuela, a la que no conocí, se apellidaba como usted.

No me atrevo a ofrecerla mi apoyo para cuando termine la carrera en su empeño por transformar la realidad social y en lo que necesite de ese aspecto, y sería para mi un gran honor, pero resultaría muy presuntuoso por mi parte. Lo que sí puedo hacer sin embargo es ofrecerla a cambio mi gratitud por seguir con este blog y ser tran desprendida y regalar a todo el que quiera por la Red conocer sus interesantísimas reflexiones acerca de su experiencia de vida y de la justicia.

Creo que cada vez que leo este interesante blog personal, más seguidor de él me estoy volviendo y más fan suyo.

Un saludo

J. Carro

administrador dijo...

Estimada Jueza Manuela Carmena:

A pesar de que antes de leer el artículo desconocía el estado en el que se encontraba la justicia en la República Democrática del Congo, sí que sabía que se trata de una de esas regiones del mundo en las que más se ha padecido la "injusticia" a lo largo de los tiempos y para ello no hay más que leer un poco de historia.

Aunque ya soy algo mayorcito, porque supero los 37, en ratos libres estudio las penúltimas asignaturas que me quedan para acabar la carrera de periodismo.

Precisamente cuando era pequeñito quería estudiar periodismo con el objetivo de transformar el mundo o al menos de contribuir a mejorarlo aunque sólo fuera un poquito, aportando mi granito de arena.

Iluso de mí, pienso a veces. Pero el no haber podido estudiar la carrera en su momento generó una gran frustración en mí hasta que un día, no hace mucho, decidí entrar en la Universidad Complutense a través del acceso para mayores de 25 años.

No es el Congo lo que más me ha prendido de su interesante artículo, que tambíen, sino lo que de usted cuenta entre líneas. Se puede comprobar que detrás de la Jueza Manuela Carmena no sólo hay entrega a los demás, sino excelencia y bondad.

Y hay algo más que me ha impactado, quizás esté en los genes, porque mi abuela, a la que no conocí, se apellidaba como usted.

No me atrevo a ofrecerla mi apoyo para cuando termine la carrera en su empeño por transformar la realidad social y en lo que necesite de ese aspecto, y aunque sería para mi un gran honor, resulta muy presuntuoso por mi parte.

Lo que sí puedo hacer sin embargo es ofrecerla mi gratitud por haber hecho este blog y por ser tran desprendida regalando a todo el que quiera por Internet conocer sus interesantísimas reflexiones acerca de su experiencia de la vida, profesión y de la justicia.

Creo que cada vez que leo este interesante blog personal, más seguidor de él me estoy volviendo y más fan suyo.

Un saludo

J. Carro