11 de enero de 2011

PRIMEROS OBJETIVOS


Estoy convencida de que sin demasiados esfuerzos se pueden cambiar muchas pequeñas cosas de la vida social y desde luego de todo aquello que tiene que ver con lo publico.

Lo he comprobado. Los que disfrutamos con el cambio sabemos que con cualquier logro, aunque sea pequeño aprendemos para los sucesivos.

La vida es un proceso constante de aprendizaje del que somos muy poco conscientes.Por eso hablaré aquí no solo de lo que ahora quiero cambiar , sino tambien , y en cierta media de mi historia personal que me ha "educado" para el cambio


 Me gustaría difundir un libro muy curioso que estoy segura conoce poca gente. Su autor fue uno de los cirujanos más importantes del siglo XIX. Federico Rubio y Galí. Estoy segura de que a muchos su nombre sólo suena a calle. Por lo menos en Madrid Federico Rubio y Galí tiene una calle muy ancha con una cuesta brutal ( tener en cuenta los que, como a mi, os gusta la bici)El libro,”Mis Maestros y mi Educación”, es una estampa
de la vida cotidiana del XIX, y a la vez la historia del proceso educativo de un individuo. Federico Rubio y Galí fue un hombre progresista perseguido por el despotismo de Fernando VII lo que le obligo a exiliarse, durante un tiempo a Inglaterra.
Pues bien, me propongo ahora como uno de los primeros objetivos de este blog, el que los ciudadanos cuando acudan a la justicia tengan el trato de ciudadanos que se merecen. Por eso vuelvo a insistir en que los jueces y los tribunales no tratamos a los ciudadanos con la consideración que merecen cuando durante sus declaraciones en los juicios, no les invitamos a que se sienten.

La semana pasada tuve ocasión de volver a sacar el tema con otra jueza; esta, magistrada de instrucción (son los que presiden los llamados Juicios de Faltas). Me dijo: - no, no, que no se sienten, si se sientan hablarán todavía más. No acabo de comprender por que los jueces tenemos tanta poca predisposición a escuchar. ¿ es por qué no sentimos ningún interés por la persona que tenemos delante, o es que tenemos tanto trabajo y tantos juicios que no podemos dedicar a cada uno de ellos el tiempo que sería necesario?

En “ Las memorias de Adriano “ Margarita Yourcenar hace decir al joven juez Adriano que para juzgar bien hay que saber escuchar . Al recordar esa frase no puedo resistir el copiar un párrafo de una carta de un gran amigo ,que hizo las prácticas conmigo . Me dice : “Observándote y colaborando contigo, comprobé la importancia de trabajar en equipo, de no dar nada por sabido en la rutina judicial, a ser humano en el ejercicio de las tareas judiciales, a escuchar (una de las habilidades más importantes del juez, me dijiste, y qué verdad). Nos revelaste que nuestro trabajo tenía que ver con la justicia que importa, aquella a la que aspiran las gentes sencillas y que demandan las pequeñas cosas de la vida; que el juez debía ser un espectador emotivo, atento, diligente y cuidadoso con el material que manipulaba, la dignidad de las personas; un espectador consciente de sus emociones, capaz de servirse de ellas, de la empatía, la comprensión y la piedad, para identificar la debilidad y el sufrimiento ajeno e integrarlo en la búsqueda de una solución justa”.

     





11 comentarios:

caringcaring dijo...

Que razón tienes Manuela, en todos los ámbitos de la sociedad, en cualquier disciplina, el cambio a mejor debe ser posible, debemos escuchar y respetar al ser humano sin perder las formas, gracias por recordarnos que todo esto es importante.
Un saludo.

Unknown dijo...

http://www.rtve.es/noticias/20110117/comando-actualidad-ley-orden/395740.shtml

indecible dijo...

En mi opinión, los problemas fundamentales de la Justicia (básicamente la saturación de los Juzgados y las consiguientes demoras procesales) no se resolverán en tanto no se piense seriamente en cómo reducir la litigiosidad.

A menudo los ministros de Justicia y responsables del Poder Judicial presumen del número de sentencias dictadas. Dicen, por ejemplo, "100.000 más que el año pasado".

Y habría que contestarles: "Pues muy mal". Si se han dictado tantísimas sentencias, es porque algo grave pasa en España. ¿Es que está todo el mundo peleándose con el prójimo, con el vecino, con el cónyuge, con los hijos, con la Administración...?

Sin duda son muchas las razones de que esto suceda: la escasa calidad de las leyes, su ambigüedad, la proliferación de éstas (con un Parlamento estatal y 17 autonómicos legislando a todo tren), la chapucera actuación de la Administración (que a menudo multa con una finalidad meramente recaudatoria, aunque sea bordeando la ley), el que la unificación jurisprudencial por el Tribunal Supremo se produzca cuando todos los asuntos han pasado ya por las instancias inferiores (por lo que al final no se evita ningún pleito...).

Me gustaría que en este interesante blog se abordasen también estas cuestiones.

Un saludo

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pinkpanther dijo...

Comparto tu opinión y espero que tu trabajo para hacer más cercana y cordial la Justicia sea algún día una realidad. Soy abogada y hoy he tenido el placer de compartir unas horas contigo al asistir a una charla que has impartido en mi Isla, La Palma.
Un beso

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Sebastian Castellio dijo...

Tú misma lo apuntas: la saturación, la acumulación d easuntos hace que el día a día sea impersoanal, para sacar el trabajo. Pasa como en la Seguridad Social: también a los médicos les gustaría tener el tiempo necesario con cada paciente, pero las colas y las protestas serían tan ruidosas, trabajaría 14 horas diarías y no llegaría, que se ataja, se va al grano. Otra cosa, pero eso es como la vida misma, es lo importante de ser amable, considerado, educado, etc lo cual es aplicable a maestros, dependientes, enfermeras, funcionarios... y no sólo a los jueces. En fin es obvio todo esto ¿no?

Unknown dijo...

Lourdes Menéndez dijo...

Sí, Manuela, cuando los ciudadanos acuden a los tribunales pueden y deben tener el trato que merecen. En mi Juzgado declaran todos ellos sentados, con una mesita delante para que puedan tener las actuaciones a la vista si han de examinarlas o apoyar en ella los papeles que puedan traer consigo. Procuramos indicarles el lugar en el que pueden dejar sus abrigos, carteras, paraguas, etc., para que su estancia entre nosotros sea lo más confortable posible. Nos esforzamos también para comenzar los juicios con toda puntualidad y si en alguna ocasión -excepcional- no lo logramos, pedimos disculpas a los ciudadanos y a sus profesionales y les explicamos la razón de la demora. Lo agradecen vivamente.

Procuramos también estar muy pendientes de las inevitables suspensiones de algunos juicios para avisar por teléfono, correo electrónico, fax., etc., a quienes estaban citados e impedir que acudan innecesariamente hasta nuestra sede. El tiempo de los demás es tan importante al menos como el nuestro.

En fin, que tienes razón... Hay una miríada de iniciativas y de buenas prácticas que no cuestan demasiado trabajo, no exigen ningún medio adicional y contribuyen grandemente a que la comunidad confíe en sus tribunales y a mejorar al menos la imagen que tiene la gente de esta pequeña gran cosa que es la Justicia. No debemos olvidar que para muchos miles de personas todos y cada uno de nosotros seremos con toda probabilidad el único juez ante el que estén en toda su vida. Al mismo tiempo, en la mayor parte de los casos estas personas entran en Sala nerviosas, cohibidas, impresionadas o afectadas. Me parece importante que su experiencia con nosotros no tenga de negativo todo lo que añade un trato desatento, desconsiderado, frío o poco humano.

felix de valois dijo...

Hola,he leido con atención la entrada de la jueza Lourdes y lo que debería regocijarme ha obrado en mi todo lo contrario; la desazón viene dada por como esos pequeños actos,que deberían ser rutinarios,son no obstante la excepción en el dia a dia. Cada dia va creciendo el abismo que separa la justicia del ciudadano y todo el mundo espera que llegue la ansiada reforma que sea capaz de compeler un todo para hacerla humana;es decir, comprensible a todos. Demasiado tiempo esperando.
Saludos cordiales

Unknown dijo...

Lourdes Menéndez dijo:

Vaya, cuánto siento la desazón de nuestro amigo Félix de Valois. Nada más lejos de mi intención. Efectivamente crece el abismo que separa a la justicia del ciudadano, pero yo creo que es precisamente porque todo el mundo se ha puesto a esperar que llegue la ansiada reforma. Y no, no hay que esperar nada. Lo que hay que hacer es arremangarse y ponerse a ello, cada quien en la esfera que le corresponde, cada cual poniendo el grano que no hace granero, pero ayuda al compañero. Que paséis buen domingo.